lunes, 19 de junio de 2017

Mi hermano menor Pepe

De padre y madre nacimos ocho,  cuando nací ya habían cuatro y después de mi llegaron tres más, el séptimo  hijo de   Javier Egusquiza y de Carmen Loayza se llamó José Luis. Pepe tenía siete hermanos, Yo sólo uno: él.

A principios de los 70 me fui de casa y me casé en 1975 cuando tenía 21 años (nací en el 53) En esos tiempos la mayoría de edad se alcanzaba a los 21 y no como ahora que es a los 18. Regresé de visita esporádicamente hasta los 90 y siempre hablaba con Pepe, me contaba de sus proyectos y pedía mi opinión y luego en la siguiente visita los resultados. Con el paso de los años y después de la muerte de mamá en 2002 deje de ir a casa. Pepe me llamaba por teléfono y nos encontramos en algunas ocasiones, pero siempre me llamó y el último mensaje que recibí de él es:"Buenas noches Jorge feliz día a Beto también ... 19/06/16 21:56 : Pepe"

 



Lo recuerdo niño corriendo tras de mí cuando salía de casa, alegre y sin preocupaciones, luego fue cambiando y nunca supe la razón, hasta que muchos años después me lo dijo y desde allí regresó a ser el mismo de antes y quiero recordarlo así:



  
El no está más y nada me obliga a guardar la reserva de nuestras conversaciones. Su hermano mayor Javier abusó de él física y sicológicamente, el maldto esperó a que no estuviera pues siempre le enfrenté y en dos ocasiones estuve a punto de lesionarlo gravemente y me contuve. Ahora lamento no haberlo malogrado.

Su hermana Lourdes Egúsquiza Loayza siempre protegió al desgraciado y ella conjuntamente con sus hermanos Javier Egusquiza​ Loayza, Jaime Egúsquiza Loayza, Julio Egúsquiza Loayza, Carmen Egúsquiza Loayza y Rafael Egúsquiza Loayza suman seis y escribo sus nombres para que los verifiquen y avisen si me equivoco impidieron la sucesión de herederos y la venta de la propiedad heredada que habría significado un ingreso importante para Pepe y que le habría dado la oportunidad de cambiar su vida. Le prometí a mí hermano cuando estos seis cristianos católicos le hostigaban tratando de echarlo de su casa que haría el trámite de sucesión y lo hice aunque el juez debidamente aleccionado por estos sinvergüenzas solicitó subsanaciónes y documentos que hasta ahora no puedo conseguir, pero en esa empresa estoy consagrado desde hace dos meses ahorrando efectivo y cumpliré la promesa hecha. 

La catadura moral de estas personas se revela en haber mezquinado dineros para la atención final de mi hermano y para su funeral pretextando que no tenía dinero, lo que no era cierto ni lo es porqué a él le correspondía por derecho un octavo de la propiedad que se valoriza cuando menos en cuarenta mil dólares americanos y aparte contaba con algunas máquinas de confección de marcas reconocidas que yo mismo le recomendé comprar alegando que tendrían un mejor precio usadas y que Pepe estuvo de acuerdo y que habrán ido ya después de su muerte a repartirse como hicieron ya con otros enseres y bienes de mis padres y como harán ahora con la herencia de mi hermano porqué no deja otros herederos que ellos quienes le negaron la oportunidad de variar el rumbo de su vida y muy probablemente también haber evitado su muerte.

Pepe aunque no me leas y no me oigas: Justicia es dar a cada uno su derecho y tus seis hermanos a los que tanto querías no te lo dieron, por eso es injusta tu muerte y justa es mi ira.

Anegado en lágrimas en la ciudad de lima hoy 19 de junio de 2017 a dos días de tu muerte y a un año de tu último mensaje.


Jorge.







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